miércoles, 20 de marzo de 2013

La razón de tu sonrisa

Hoy, cariño, quería decirte que quiero ser la razón de tu sonrisa. Quiero que me mires y que se empequeñezcan tus ojos azules, quiero que te salgan hoyuelos en las mejillas, quiero que ladees la cabeza mientras te ries y que el pelo se haga una cascada al lado de tu cara.

Por qué quiero hacerlo deberías saberlo, creo que lo saben muchos aparte de nosotras. Porque si tú eres la razón de mi sonrisa, es lo mínimo que puedo hacer. Porque si eres tú quien me aplaude cuando caigo, si eres tú la que me ha enseñado que se puede hacer una nona para estudiar, si eres tú quien da ese punto absurdo y fresco a mi vida es lo menos que puedo hacer.

No voy a decir que andaba a oscuras, porque ya vinieron otros antes que tú que pusieron luz. No voy a decir  que no sabía andar, porque también me habían ya enseñado. Pero en ese mundo iluminado me sobraban los pies, me faltaba la dirección y no encontraba el camino.

Y de repente, poco a poco, se fueron perfilando en mi horizonte tus ojos, tu desordenado pelo, tu sonrisa medio torcida y ese ademán sexy que te sale sin tú quererlo. Y ya tenía todo lo que necesitaba; es como si fueses la pieza que faltaba a este puzzle que es mi vida. Ahora ya tenía la visión, los medios y el objetivo, que era esa sonrisa en el horizonte.

Me enseñaste, sin embargo, a descubrir atajos; que a veces salirse del camino de buscar tus carcajadas no son sino otro medio de encontrarlas aún más rápido; que salirse demasiado podría provocar la pérdida del objetivo.
Me enseñaste tanto que no puede decirse con palabras, porque cosas como la entereza, la fortaleza o el uso de la ironía no se pueden describir. Me enseñaste a sacar los dientes a quien me ofende y a no dejarme amedrentar.


Me has hecho un poco tuya y yo te he hecho un poco mía, y ahora todos saben que no hay una sin la otra. Y doy gracias, porque no me agradaría perderte. Porque a pesar de que a veces me salga demasiado del camino, el objetivo no cambia y mis pasos van encaminados hacia él.

De cómo conseguí los medios (los pies, la energía, la luz) no tardaré en hablar a mis queridos lectores, pues fue también gracias a tres personas que lo cambiaron todo. Sin embargo, la persona a la que le digo esto debería saber que va por ella. Mi reactivo limitante que impide que reaccione por completo, la cara que se esconde tras mi cruz.

La sonrisa que hace que realmente me despierte por las mañanas y a la que despido cada noche. Gracias por todo, y ojalá no me faltes nunca.
Y no lo olvides, si quieres llorar estoy aquí a tu lado.
Sonríe y utiliza tu boquita, sé que con ella harás cosas maravillosas.

2 comentarios:

  1. Para mi sería una ofensa que esto no tuviese comentarios. Déjame puntualizar dos cosas: en cómo has introducido la química como una metáfora (reactivo limitante), y esa malpensación que me produce la última frase.
    Pese que no me suelen agradar las ñoñerías, es muy bueno.
    Un saludito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajajaja es para que malpiense, sí xD
      Pero es por referencias, y cosas

      Eliminar