Pasa demasiado a menudo que
tenemos que despedirnos de alguien que se ha hecho demasiado importante para
nosotros.
Unas veces esa persona ha estado ahí desde
siempre. Quizá nos criásemos con ella, quizá esté presente en la mayoría de nuestros
recuerdos, quizá nos salvase de millones
de caídas, quizá por eso durante años
haya sido nuestro mejor amigo.
Otras
veces esa persona llega en un momento, y al instante siguiente ya se ha hecho
enorme e imprescindible para nosotros. Es difícil encontrar alguien que nos
entienda tan rápidamente, que nos juzgue con la idea de ayudarnos a mejorar.
Alguien que se encariñe de nosotros tan rápido como nosotros de él o ella. Y a veces lo encontramos, y esa
persona se convierte en alguien muy especial.
Pero el
tiempo pasa y por una cosa u otra las relaciones se acaban.
Tal vez
no era buena idea que fuerais tan amigos, quizá temiste que uno de los dos confundiera
el tipo de cariño que había surgido entre vosotros.
O puede
que haya llegado la hora, que él deba irse ahora a la universidad, lejos, y que
no sienta ganas de volver a este sitio ni siquiera para verte.
En
cualquier caso, la relación se acaba. Lo despides con muchos besos y abrazos,
lo acompañas a su puerta por última vez en mucho tiempo y te vas intentando que no se te note que
estás llorando, oyendo sus promesas de que volverá a verte, aunque tú realmente
lo dudes.
O, simplemente, llega un día en
el que él se despierta y se da cuenta de que ya no estás allí y no puede
contactar contigo. Todo rastro tuyo ha desaparecido de su vida, porque tú te
has esforzado porque fuera así. Le escribirás algo bonito, intentarás plasmarlo todo en un papel, o en
una pantalla. Le explicarás que es más fácil cortarlo que confundir
sentimientos. Él no lo entenderá, te odiará. Tú llorarás y acabarás
aceptándolo.
Realmente no importa cómo ocurra,
todo ha acabado y por mucho que te duela ya no hay vuelta atrás. Te consuela
saber que siempre vas a acordarte de él, que no vas a olvidarlo nunca. Te
deprime saber que para él tú cada vez vas a significar menos, hasta que llegue
el momento en que se olvide
completamente de ti, o no seas más que un recuerdo de la adolescencia.
Pero
consuélate pensando que si las cosas ocurren es por una razón, que los actos no
pueden cambiarse, que ya no podemos volver atrás en el tiempo. Sonríe y
levántate, sigue caminando y encuentra más gente a la que valga la pena
conocer, gente que también deje su marca en tu vida, aunque en un momento
también tengáis que separaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario